¿Por qué mienten los niños?
Todos mentimos en algún
momento: por conveniencia, vergüenza, interés, respeto o necesidad. Por
piedad, desesperación, defensa o simplemente por gusto. Las mentiras
crecen con nosotros y evolucionan junto con nuestra personalidad. Pero
si la mentira es persistente y trastorna nuestra vida y la de los que
nos rodean, se convierte en algo patológico y peligroso.
¿Cómo saber si miente?
A
menudo es muy difícil para los papás saber si los niños están diciendo
la verdad o no. Cuando dicen la verdad, generalmente están relajados y
sus expresiones faciales lo demuestran. Cuando mienten, sus expresiones
faciales pueden demostrar esta ansiedad. Los padres deben escuchar
cuidadosamente lo que sus hijos les dicen. ¿Existen contradicciones en
lo que dicen? ¿Tienen sentido sus palabras? ¿Es creíble lo que dicen? Si
los niños dicen la verdad, usualmente sus palabras no suenan ensayadas,
si lo que dicen suena ensayado, los padres pueden hacer preguntas para
ver cómo reaccionan al contestarlas.
¿Qué hacer cuando mi hijo miente?
Lo primero es
intentar averiguar el porqué de ese comportamiento para así poder
corregir lo que de nuestra parte pueda estar influyendo en el mismo y,
en caso de que sea exagerado, poder recurrir a un profesional que pueda
analizar el problema y orientarnos en la mejor forma de solucionarlo.
No obstante,
Juan Pedro Valencia nos da una serie de pautas que podemos emplear para
evitar en lo posible las mentiras de nuestros hijos:
- Dar ejemplo:
Es difícil pedirle que no mienta si nosotros lo hacemos de forma
habitual. Frases tan comunes como decir “Si me llaman por teléfono, di
que no estoy”, pueden confundir al niño si luego le recriminamos por
decir él algo parecido.
- Crear un clima de confianza que le sirva para tener la seguridad de que puede contarnos todo con tranquilidad y sin miedo.
- Explicarle claramente la diferencia entre la verdad y la mentira. Esto es especialmente importante en edades tempranas, donde, además, ajustaremos la explicación a su edad.